El jueves para un seminarista es un día normal y parecido al de otros compañeros de clase. Comenzamos con una oración de la mañana: ésta consta de un salmo, una lectura breve y unas peticiones; en esta oración todos juntos le pedimos al Señor que nos de fuerzas para afrontar el día que comienza y que esté siempre con nosotros.
La tarde de los seminaristas se divide en dos partes de estudio: una en que dedicamos para el estudio intenso de exámenes y preparación de esquemas y resúmenes para los exámenes; y otra parte en la que realizamos trabajos, consultamos dudas a los profesores y hacemos las actividades.
Terminamos la tarde con el taller de oración, en el que experimentamos nuevas formas de dialogar con Dios, realizamos dinámicas y tenemos en cuenta la vida de comunidad o los acontecimientos del mundo y de la Iglesia para llevarlos a la oración. Cenamos a continuación, y para concluir el día tenemos una oración que es guiada por el acólito semanal, en la cual hacemos un breve examen del día y damos gracias a Dios por el mismo.
Fidel Ramos Osete.
No hay comentarios:
Publicar un comentario